“Tiempo atrás se había generado una gran expectación en la ciudad, desde que se hizo pública la construcción de un museo de arte contemporáneo en Monterrey los medios de comunicación habían estado dando seguimiento a su fase de edificación y publicando información sobre la organización del proyecto. Pasada su etapa de construcción se dio a conocer cuál sería la exposición inaugural: “Mito y magia en América: los ochenta”. Apenas un año antes había iniciado mi carrera en el arte participando en mi primera exposición colectiva. Desde mucho tiempo atrás había decidido dedicarme al arte, eso me trajo a la ciudad en 1978 cuando vine a estudiar al Instituto de Artes de la UANL, pero me encontré con un ambiente académico lleno de conflictos, hice una pausa y fue hasta 1990 cuando retomé mi carrera. Por entonces el Museo de Monterrey había preparado un público asiduo e interesado por ver grandes exposiciones, pero ahora era distinto, un proyecto como el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, MARCO, vendría a consolidar una puerta al arte contemporáneo como no había sucedido antes en la ciudad. En los medios anunciaron la fecha de su inauguración, 28 de junio de 1991, donde estarían presentes personalidades del medio cultural, artistas participantes, empresarios, funcionarios de gobierno, entre otros invitados, era tal la emoción despertada en mí, un artista en ciernes, que me propuse de última hora atestiguar la velada inaugural y sin invitación me presenté esa noche a las puertas del museo, recuerdo que afuera había un grupo de manifestantes que gritaban consignas y algunos invitados seguían llegando, me arme de valor y me dirigí a la entrada, uno de los guardias que controlaba el acceso se dirigió a mí y le comenté que buscaba a mi esposa, pronuncié su nombre con tanta seguridad que el guardia no se atrevió a negarme la entrada y me dijo que podía pasar a buscarla. Así fue como ingresé al Museo esa noche, rodeado de muchos invitados, artistas y medios de comunicación. La ceremonia inaugural había pasado, así que me puse a recorrer las salas del museo. Había mucha emoción contenida, sabía que estaba siendo partícipe de una nueva etapa de la historia de la cultura local y que ese museo detonaría en la sociedad el interés por el arte y la cultura. El edificio mismo era una obra maestra que solo había visto por fuera, pero ahora podría recorrerla por su interior. La exposición se componía de unas trescientas obras, así que hice un primer recorrido por las salas y posteriormente me acerqué al patio central donde estaban reunidos la mayoría de los invitados. Tuve oportunidad de saludar a algunos artistas participantes como Enrique Canales, Alejandro Colunga y Julio Galán quien en ese momento se encontraba junto a su obra, un díptico unido con cintos negros. Había desde luego otros artistas pero me enfoqué de nuevo en recorrer las salas. Me detuve a ver la obra de Keith Haring, Ray Smith, Dulce María Nuñez, Jean-Michel Basquiat, entre otros.

A partir de ese día continué por años disfrutando de grandes exposiciones. En septiembre del año 2000 inicié Laberintos, un portal en internet dedicado a promover las artes visuales en México, y una de las primeras acciones fue crear una sección para MARCO ya que el museo no contaba con un sitio web. Me propuse mantener al día su agenda de exposiciones apoyándome en los boletines de prensa que me enviaban. Si alguien en internet quería saber sobre MARCO el buscador lo dirigía a Laberintos, por algunos años así sucedió, hasta que el Museo creó su propio sitio y con el tiempo dejé de publicar información del mismo.

Mi relación con el Museo durante casi treinta años ha sido muy fructífera, me ha permitido vivir experiencias únicas, conocer e interactuar con obra de artistas tan dispares, como Hermenegildo Bustos, Louise Bourgeois, Marco Arce, Ron Mueck, y recientemente Ai Weiwei y Rafael Lozano-Hemmer. Pero más importante que mi propia relación con el Museo es que MARCO se ha convertido en un espacio de encuentro para toda la comunidad, ha sido detonante de experiencias significativas para sus visitantes, no solo por la gran calidad de sus exposiciones, sino también por todas las actividades que se realizan cada año. Sus programas educativos son además fuente de motivación para quienes se interesan en el arte. En estos momentos de gran incertidumbre generados por la pandemia y la crisis económica, los espacios culturales como MARCO se han visto muy afectados, espero que pronto superemos la situación y que el museo vuelva a ser el centro de la actividad cultural de la ciudad y que los nubarrones que se avizoran en el horizonte se disipen.”

Baldomero Hernández @baldomero.hernandez.art

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