EXPOSICIÓN
Cosa Rapozo. Fábula rota y los cuerpos que olvidaron huir
26 de junio al 16 de Noviembre 2025
Bajo la curaduría de Brenda Fernández, la artista Cosa Rapozo (Guanajuato, 1987) muestra una serie de obras que intervienen la sala conocida como Capilla Legorriana y que la transforman en una atracción de feria. Recientemente, la artista ha encontrado la figura del carrusel como una representación de un despliegue colonial, un elemento lúdico y atractivo donde se puede observar la interacción del hombre y la forma en que organiza y somete a otras especies.
A lo largo de su producción, Rapozo ha abordado en su discurso asuntos como la vergüenza y la dominación. En las obras de Espacio Uno, explora figuras que imponen sometimiento sobre otras para hablar sobre el humano hegemónico, es decir, la cultura patriarcal. Entonces el carrusel es ese espacio donde lo salvaje, que representa con la naturaleza, y el cuerpo femenino, son figuras no solamente sometidas, sino que están al servicio de un espectáculo.
Al ingresar a Espacio Uno, el público encontrará dos esculturas con la forma de venados en expresión de salto; tienen un aspecto inacabado en donde por igual hay detalles que indican violencia, como unos alfileres que sostienen un trozo de peluche, como si fuera su propio pelaje. Una de las obras es una marquesina con estética de feria con la palabra DELIRIO con acabado de peluche y en el piso se encuentran esculturas en forma de pezuña. En los muros se encuentra un ensayo fotográfico donde una figura femenina posa con ropa y pezuñas de peluche, mostrando una ambigüedad entre lo humano y lo animal. Aunque la artista incorpora elementos de lo salvaje a su obra, paradójicamente son materiales artificiales y sintéticos. Esos materiales, aunados con los ornamentos utilizados para decorar las atracciones en las ferias, son una referencia a la manera en la que actualmente la creadora se vincula con la naturaleza al haberse mudado de Guanajuato a la Ciudad de México: ya no es una relación directa, sino desde lo ficcional.
“Eso me llevó a reconstruir la naturaleza desde lo teórico, lo especulativo, lo fantástico”, comparte.
Las preocupaciones de la artista provienen de una reflexión acerca de la generación millennial a la que pertenece, que heredó ciertas tradiciones y al mismo tiempo vivió movimientos emancipatorios, como el feminismo.
“Estar entre ambas fuerzas me hizo cuestionar muchas estructuras, especialmente en torno al ser social. Eso me llevó a pensar también en una crítica al ser humano, no solo al hombre hegemónico. Me interesa una perspectiva post-humana: una postura feminista, sí, pero también trans-especie, donde otras formas de vida o el entorno mismo tienen agencia o visibilidad”, ahonda.
#MuseoMARCO #CosaRapozo