EXPOSICIÓN Gerda Gruber. Entre verde y agua 12 de Septiembre al 08 de Febrero 2026
Las formas de la materia vegetal, marcas topográficas, o las curvas del cuerpo humano, coexisten en un mismo espacio: los proyectos escultóricos de Gerda Gruber.
Nacida en Bratislava -hoy capital de Eslovaquia- la artista llegó a México en 1975. Su infancia la vivió en Austria, donde estudió la carrera en artes con especialización en escultura. Desde temprana edad, tuvo la intención de venir a México; poco imaginaría que sería para enraizar aquí su refugio. Con México ya en su paisaje, Gerda descubrió un territorio fértil donde persuadir una disciplina artística tenaz, evolucionando su lenguaje constantemente y sin desistir en la observación de la energía regenerativa de lo natural. Gracias a lo que sucedió en sus primeros años en México, el rumbo de su producción se mantuvo abierta a explorar materiales y técnicas incesantemente. A la par, su invaluable visión en el ámbito de la docencia artística, definió una dinámica de vida que convive con asentar las condiciones de inicio para nuevos participantes del ámbito artístico y de la creatividad.
El intercambio de Gerda con Monterrey comenzó en 1977; inicialmente llegó para desarrollar el Taller de experimentación con Cerámicas Regiomontanas, que existía en buena medida como consecuencia del auge del escenario industrial de la ciudad, permitiendo a su vez brindar apoyos a la escena del arte contemporáneo, impactando artistas y trabajadores de ciertas empresas. Habiendo fundado el Taller de escultura en barro desde la Academia de San Carlos en la capital del país en 1976, en Monterrey, puso en práctica su capacidad de tejer encuentros entre materiales y técnicas: modelado en porcelana en conjunto con madera o arcilla refractaria, vaciado en bronce e incrustación en piedra, talla en madera de nogal, al igual que manipular y soldar acero o vidrio soplado, junto a industrias que la identificaron en el intento de ampliar mutuamente los escenarios de producción.
Gerda Gruber. Entre verde y agua es un intento por desplegar un fragmento de su producción, tal como la alentó el paisaje regiomontano durante casi 20 años de encuentros continuos, y tal como la absorbe hoy el terreno rocoso en el sureste de México. Una trayectoria de inspiración, impactada por el desplazamiento y adaptación constante cae hoy en su lugar, resultado de la libertad creativa en el tratamiento de procesos que permiten reconsiderar profundamente que la naturaleza, como fuente de vida, es un refugio ya de por sí.
Desde 1988, Gerda vive en Yucatán. Quizá hoy es inevitable circunscribir la contemporaneidad de categorías temáticas como el clima o el medio ambiente a su producción, aunque cierto es que su interés es genuino y ha sido constante bajo la pasión de aprender de la sensibilidad proveniente de la transformación natural; por ende, explora la función de la escultura desde el ámbito de la evolución. En Yucatán su proceso creativo está deliberadamente expuesto al monte seco donde la intensidad del calor y la humedad invaden todo, de tal manera que algunas de sus esculturas han seguido naturalmente el principio orgánico de la metamorfosis.. .
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CURADURÍA: Daniela Pérez.
MUSEOGRAFÍA: MARCO.
SALAS: Salas 1 a 4 | Planta baja.
TÉCNICA: Escultura en madera, barro, bronce, porcelana, cristal, algodón, fieltro, bambú, entre otros.